Devocionales

Pide, Cree, Recibe

El título de este devocional suena como a cuento. Puede ser que hasta estes pensando en un genio saliendo de una lampara para consederte tres deseos. Pero no. Lo que quiero compartir hoy es mucho mejor que eso.

Imagina la siguiente escena. Jesus sentado frente a ti, viendote a los ojos y haciendote la siguiente pregunta… ¿Qué quieres que haga por ti? ¡Que maravilloso seria!

Y lo es. Es maravilloso saber que servimos a un Dios bueno, que aunque no lo podemos ver, se preocupa por nosotros y por lo que queremos. Dios conoce nuestros sueños y deseos. El esta dispuesto a obrar maravillas en nuestra vida.

Volviendo a la pregunta… ¿Qué le responderías? ¿Qué le pedirías?…

¿Qué estas esperando? Habla con El hoy. Cuentale cuales son los deseos de tu corazón. Pide sin temor.

Retomemos la escena anterior. Jesus sentado frente a ti, viendote a los ojos. Ahora te pregunta… ¿Crees que puedo hacerlo?

Aunque nuestro Dios es increiblemente bueno, no es suficiente con pedir. Es necesario creer. Esta es la parte más compleja de este encuentro. ¿Qué le responderías?…

Cuando elevas tus oraciones a Dios… ¿Realmente crees que seran contestadas?

La Biblia nos enseña que debemos orar con fe. Cree que Dios te ama. Cree que se preocupa por ti. Cree que te escucha. Y cree que atendera tu petición.

Recibe. Esta es la parte que a todos nos gusta, pero…

Me imagino que no quieres un ‘’Pero’’ a estas alturas, porque ya hiciste todo lo que se supone debes hacer: pedir y creer. Lo siguiente debería ser recibir.

Bueno, debemos entender dos cosas. La primera es que no podemos pedir todo lo que se nos antoje. Debemos pedir con sabiduria. La pregunta, ¿Qué quieres que haga por ti? se la hizo Jesus a sus discipulos, Juan y Jacobo. Ellos respondieron: ‘’ Concédenos que en tu gloria nos sentemos el uno a tu derecha, y el otro a tu izquierda’’ Esto según Marcos 10:35-37. Aunque Mateo 20:20-21 dice que quien presentó el pedido fue la madre de ellos. No importa si fueron ellos o su madre, la petición es la misma.

Jesus les respondio: No saben lo que piden. Aunque no parezca esta petición no era del todo descabellada tomando en cuenta el contexto en el que fue hecha. Veamos lo que dice Mateo 19:27-30.

¡Mira, nosotros lo hemos dejado todo por seguirte! —le reclamó Pedro—. ¿Y qué ganamos con eso?

—Les aseguro —respondió Jesús— que en la renovación de todas las cosas, cuando el Hijo del hombre se siente en su trono glorioso, ustedes que me han seguido se sentarán también en doce tronos para gobernar a las doce tribus de Israel. Y todo el que por mi causa haya dejado casas, hermanos, hermanas, padre, madre, hijos o terrenos recibirá cien veces más y heredará la vida eterna. Pero muchos de los primeros serán últimos, y muchos de los últimos serán primeros.

Jesus le había prometido a sus discipulos que cuando El se sentara en su trono de gloria, ellos que lo habían seguido tambien se sentarían sobre doce tronos. De alli, la petición ambiciosa de ellos. No solo querían un trono. Querían que sus tronos estuvieran uno a la derecha y el otro a la izquierda del hijo de Dios. Valla petición! La conversación continua y Jesus les pregunta: Pueden beber del vaso que yo bebo? A lo que responden: Podemos! Jesus aquí se refería al inminente sufrimiento de la cruz que se acercaba y afirmó que ellos pasarían por sufrimientos tambien. Y asi fue. Santiago por su parte fue el primer martir Hechos (12:2) y Juan fue llevado a la Isla de Patmos donde murió. Pero el sentarse a su lado no le correspondía a Jesus darlo. Y no se trata de hacerles la entrada al cielo difícil. De hecho es algo mucho más simple de enterder ya que el reino de los cielos no se gana por meritos propios, sino por los meritos de Cristo. La inoportuna conversación termina con Jesus diciendoles que el sentarse con El en su trono es para aquellos para quienes esta preparado. Y asi lo afirma Apocalipsis 3:21.

En ocaciones, ocurre lo mismo con nosotros. Pedimos sin saber. Por eso debemos ser cuidados cuando nos acercamos a Dios con nuestras peticiones. Pidamos de acuerdo a su voluntad pero sobre todo confiemos en Dios que todo lo sabe y procura nuestro bienestar. No siempre recibiremos lo que pedimos y eso es porque Dios sabe lo que es mejor para nosotros. Talvez ahora no lo entiendas, pero con el tiempo veras que si Dios te privó de algo fue por tu bien.

En segundo lugar debemos entender que estamos bajo el tiempo de Dios y no el nuestro. Dios sabe cuando y como. La pregunta, ¿Crees que puedo hacerlo? se la hizo Jesus a dos ciegos Mateo 9:27-31. Ellos respondiero: Si Señor.  Y al instante recuperaron la vista.

¡Que maravilloso¡ Algunas peticiones como esta son contestadas al instante, pero otras toman más tiempo. Como el caso de Ana, quien tuvo que esperar años para recibir lo que tanto le pedia a Dios, a su hijo Samuel. Lo importante es poner nuestra confianza en Dios, porque tarde o temprano nuestra respuesta llegará.

Tu sigue confiando como el Salmista David, quien nos dice en Salmo 40:1

Pacientemente esperé a Jehová, Y se inclinó a mí, y oyó mi clamor._

Jamás pienses que Dios se ha olvidado de ti. Eso no pasará nunca. Nuestro Padre Celestial se deleita en escucharnos y en hacer realidad nuestros sueños y deseos.

Asi que tu pide, cree y recibe.

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